Generación perdida

Nos equivocamos. Qué se le va a hacer. Pero lo hicimos adrede. Nos llamaron la generación perdida porque nunca quisimos ganar. Aceptamos perder antes incluso de haber jugado. Fuimos derrotistas, fatalistas; caímos en el facilis descensus averni de todos los vicios en los que gastar nuestras vidas. Nunca nos hicimos viejos ni decadentes, siempre estuvimos tan vivos… y tan muertos.

Solo hablábamos del hoy porque era lo que nos quedaba, todo un inmenso hoy de juventud, vitalidad y sueños desterrados, agotados, extirpados con la cirugía de las drogas. Hoy era otro día que quemar en la rápida combustión de la vida. Tu vida, mi vida, tan sólo se trataba de tiempo que calcinar como hojas de un calendario frenético.

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