La gabardina azul, de Daniel Cid

La gabardina azul
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Retomar los senderos de la perdición es la tarea más fácil que puedes emprender. El facilis descensus averno a través de los vicios supuestamente aparcados se convierte en una pendiente a tumba abierta, por donde puedes deslizarte, entregado a la causa de la autodestrucción.

Al fondo de esta novela suena Famous blue raincoat, de Lehonard Cohen, acompasando la historia con sus estribillos sobre pérdidas, desintoxicación y destinos marcados.

La cuestión es que Roberto ha recaído en sus amores más peligrosos: alcohol y cocaína. Después de un paréntesis en el que se dieron ese espacio propio de los amantes atormentados, las drogas y él vuelven a reencontrarse con mayor pasión. La noche volvió a ser un oscuro pasadizo de disfrute y desmemoria, el despertar se va reajustando a la realidad a duras penas.

Porque algo grave ha pasado. Roberto va atando cavos de lo que sin duda ha sido una noche diferente. Y todo empieza a casar con su pasado remoto, aquel en el que empezó a amar el vicio. Un teléfono que no deja de sonar y unas pistas que apunta a algo tremendo que lo espera allá fuera en la calle.

Durante 24 horas, Roberto se lanza a descubrir lo ocurrido en esas horas entregadas a la química y al olvido. Lo que pueda encontrar superará todas sus expectativas. Personajes de inframundos que se antojan extraños a la luz del día, un toque de humor ácido que los pincela a cada momento sobre sus almas oscuras.

Con esta opera prima, Daniel Cid, un autor que se autopublicó y acabó aupándose a los primeros puestos de ventas en amazon, acabó aupándose a una editorial de prestigio como Ediciones B. Sin duda un merecido reconocimiento para un autor de vertiginosa pluma, cuyas escenas se mueven de forma absolutamente cinematográfica.

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