Historia dentro de otra historia




Un lazo sin fin. Un bonito motivo decorativo para el patio de lo que fuera una sinagoga, resucitada siglos después como casa rural, llamada: «El sueño de Virila».

Lazo sin fin de El Sueño de Virila 1

Cuando decidí el nombre de mi novela: «El sueño del santo», me resultó curioso encontrar esta coincidencia en internet. El todo por la parte, una sinécdoque para hablar del mismo personaje, San Virila, y su sueño hacia una experiencia mística, un especie de ensayo de la eternidad.

En la presentación de la novela en Sos del Rey Católico, charlé un ratillo con Farnés, la encargada, junto con Javier, de rehabilitar la vieja sinagoga y llenar, esos intramuros centenarios, con almas de paso que pueden hospedarse y disfrutar de la hermosa villa de Sos del Rey Católico.

De las palabras de Farnés entendí que su llegada a Sos fue casual, aunque enseguida supo que quería quedarse para revivir una de esas fascinantes casonas, en ese espacio del mundo de singular magnetismo.

No sé en qué momento decidieron adornar la entrada de «El sueño de Virila» con el lazo sin fin en forma de pictograma, seguro que mucho antes de que yo me planteara escribir una novela sobre los mismos puntos geográficos que dibuja esa curiosa forma.

piedraspiedras2

Se pusieron a ello, visualizando desde el principio la idea del lazo.

Como colofón de su obra, el lazo en la entrada simbolizó la pasión, el esfuerzo, ese magnetismo que les atrapó desde el primer día. Hasta tal punto fue así, que decidieron tomarlo como anagrama para su casa rural:

Logo El sueño de Virila

Y ya las coincidencias fueron dos. Primero: el nombre de la casa rural y el de la novela. Segundo: el lazo sin fin y los puntos geográficos del enigma que fundamenta la historia.

Lazo mapa

Si Farnés y yo nos hubiéramos conocido tiempo atrás todo tendría más sentido. Si hubiera estado en su casa rural antes de escribir la novela me podría haber planteado que una cosa ayudó para visualizar la otra.

Pero ambas obras ya estaban terminadas antes de destacarse como una suma de casualidades.

Seguramente muchos de los que sobrepasáis, como yo, los taitantos, recordaréis la imagen de Richard Dreyfuss levantando con barro una extraña construcción que resultó ser la réplica de una montaña donde se iba a producir un encuentro con extraterrestres. «Encuentros en la tercera fase» se llamaba la película.

Esto sería «Encuentros en Sos del Rey Católico», pero no es una película.

 

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