El otoño de la inocencia, de Stephen King

El otoño de la inocencia, de Stephen King
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Titulada también como «El cuerpo». Lo de Stephen King y las tramas en torno a chavales o adolescentes es un asunto recurrente. No sé, parece como si el autor buscara una empatía con ese alma joven que alguna vez nos ocupó. Un espíritu abierto a la fantasía o al miedo, una edad capaz de aventurarse y todavía de sorprenderse. Una especie de objetivo o target perfecto para muchos de los elencos de personajes de las novelas King.

Como ya pasó en la primera novela corta del volumen, Esperanza, primavera eterna, un narrador nos zambulle en el pasado donde acontecen los hechos, con ese toque de evocación de lo pretérito, que siempre despierta la duda sobre lo cierto y lo trastocado por la memoria.

Gordie Lechance nos habla del grupo de cuatro amigos de 12 años que se encuentran con un niño muerto en el bosque. El choque de la cruda realidad más extrema marca ese drástico abandono de la inociencia, como perversa metáfora de lo que es la vida y del, en ocasiones, no menos impactante descubrimiento de la realidad de nuestro mundo.

Una novela que si bien aborda aspectos siniestros respecto al caso del niño muerto, también sirve para despertar un brillante contraste respecto a esas amistades de la infancia, selladas con sangre y entendidas como eternas desde la corta perspectiva de un tiempo que parece inacabable.

Solo los cuatro chicos juntos serán capaces de sobreponerse al macabro descubrimiento y a la posterior deriva vital que va enlazando con la particular casuística de cada uno de ellos.

Considerada como novela autobiográfica en ciertos aspectos de esa infancia, la noción del chico ya mayor y narrador de los hechos, Gordie Lechance representa al propio Stephen King, conduciéndonos a la idea de lo que supone revisitar viejos caminos que si bien podían oscurecerse en ocasiones, siempre podían encontrar mejor salida en los años de la infancia, junto a unos amigos entregados a la causa de seguir manteniendo unos vínculos indestructibles por muy terrorífico que pudiera ser el problema.

Una novela que prolonga esa idea de acceder a lo más hondo del alma, allí donde pueden encontrarse el mal dormido, como fue el caso de la novela corta anterior Verano de Corrupción, el terror pero también la rabiosa vitalidad de la supervivencia, el amor y la amistad.

Puedes encontrar la novela corta El otoño de la inocencia: el cuerpo, en el volumen de Las cuatro estaciones II, aquí:

El otoño de la inocencia, de Stephen King
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