La octava vida, de Nino Haratischwili

«Mágica como Cien años de soledad, intensa como La casa de los espíritus, monumental como Ana Karenina«

Una novela que sea capaz de compendiar aspectos de Gabriel García Márquez, de Isabel Allende y de Tolstoi, apunta a lo universal de las letras. Y lo cierto es que para alcanzar esa excelencia la novela ya parte de más de mil páginas. Claro está que no puede ser fácil sintetizar en una sola novela tanta referencia inspiracional de primer orden.

La cuestión es dilucidar si la grandilocuente presentación se corresponde finalmente con la obra de esta joven escritora alemana…

Nada mejor que hacer un sincero ejercicio de introspección para pretender narrar una historia con poso. Los orígenes georgianos de la propia autora sirven para ubicar una especie de hilo temporal remoto donde todo puede quedar justificado, aún un siglo después. Entre la carga genética, la culpa y la transmisión de cachos de alma de una generación a otra encontramos el sustento narrativo. Porque mayormente estamos compuestos por agua en lo orgánico y por pasado en todo lo demás. Así que cuando encontramos una novela que nos explica los motivos para el ser de una persona, acabamos entroncando con nuestros propios motivos.

Y quizá por eso sea comparada esta novela con algunas otras de la historia de la literatura más universal en cuanto a las diferentes manifestaciones del realismo, desde el más pegado a la tierra hasta el más mágico asociado perdurablemente a Gabo.

Viajamos desde Georgia en 1917,antes de ser devorada por la Unión Soviética. Ahí conocemos a Stasia, una mujer de sueños rotos y amores rotos por la revolución que terminaría en la República.

Y pasamos después al año 2006 para conocer a Niza, descendiente de aquella Stasia soñadora y enfrentada a su destino. El interin entre las vidas de Stasia y Niza se va adivinando como un escenario repleto de apasionantes intrahistorias, de misterios y culpas.

Siempre hay un detonante que acaba por engarzar los asuntos pendientes de una familia. Porque resulta fundamental construir la historia personal para poder avanzar sin lastres. Ese detonante acaba siendo la sobrina de Niza, una chica rebelde llamada Brilka que decide escapar de su asfixiante vida para perderse en cualquier otro lugar de esa Europa que le suena a modernidad, oportunidades y cambio de vida.

Gracias a esta búsqueda de Brilka que implica completa a Niza nos adentramos en esa recomposición vital a la sombra de los espírtus del ayer. Una tragicomedia que ciertamente aporta ese brillo cegador del realismo más clásico ruso con la emotividad de otras perspectivas literarias empapadas de realidad solo que bañadas en las costas de otras latitudes literarias.

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3 comentarios en «La octava vida, de Nino Haratischwili»

  1. Hola Juan.

    Qué gran reseña, muchas gracias por compartirla.

    A nosotras la verdad es que nos encantó. Es una historia potente que nos permite conocer mucho mejor Georgia, un país cuya historia no conocíamos al detalle pero que es realmente interesante. Además, en la novela se nota un gran trabajo de documentación.

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