Los 3 mejores libros del genial Miguel Delibes

Con la figura de Miguel Delibes me ocurre algo muy singular. Una especie de lectura fatal y una suerte de relectura muy oportuna. Me explico… Leí una de sus consideradas como más grande novela «Cinco horas con Mario» en el Instituto, bajo el marchamo de lectura obligatoria. Y ciertamente acabé hasta la coronilla de Mario y sus plañideras…

Entiendo que se me pueda tildar de frívolo por tachar esta novela de irrelevante, pero las cosas ocurren como ocurren y en esos momentos andaba yo con lecturas de muy distinta naturaleza.

Pero… (en la vida siempre hay peros capaces de transformarlo todo) bastante tiempo después me atreví con El hereje y la suerte de mi gusto lector cambió la etiqueta marcada para este gran autor.

No es que una novela y otra disten una barbaridad, se trató más bien de mis circunstancias, de la libre elección de una lectura, del poso literario que uno ya va acumulando con el paso de los años…, o de eso precisamente, de los años vividos. No sé, mil cosas.

La cuestión es que en segundo lugar creo que me animé con Los Santos Inocentes y ya después con muchas otras obras de este mismo autor. Hasta finalmente descubrir que allá por 1920 cuando naciera Delibes puede que un Pérez Galdós fallecido en aquel mismo año, se reencarnara en él para seguir haciéndonos llegar esa visión de la España literaria, la más cierta de todas.

Así que, desde mi punto de vista poco ortodoxo, aquí puedes encontrar una guía de lectura sobre Delibes. Tan solo hace falta que te encuentres en el mejor momento para trasegar en el sencillo y excepcional mundo Delibes.

Top 3 novelas recomendadas de Miguel Delibes

El hereje

Gracias a esta novela volví a la religión lectora Delibes, así que para mí ocupa el pico de la pirámide de sus mejores novelas. A veces creo que, cuando un escritor empieza a narrarte algo que parece importarte un pimiento y, sin embargo, va y te gana para el relato, es que algo ha hecho endemoniadamente bien. Enredarte con las vivencias de Cipriano Salcedo en su Valladolid natal es algo tan sencillo como pasar la primera página.

El bueno de Cipriano aporta una perspectiva alienada en medio de un siglo XVI donde acabar siendo el huérfano amamantado por una nodriza no auguraba un futuro prometedor. De cómo consiguió Cipriano salir adelante cuando todo lazo sentimental se le iba cortando sin piedad alguna, versa parte de la historia, la suficiente para perfilar a un personaje que ya en su edad adulta se nos presenta como un tipo fascinante, repleto de esa sabiduría vital que apabulla a cualquiera que se cruce por su camino.

Solo que Cipriano, considerado para sí mismo una causa perdida en lo humano, sin arraigo ni recuerdos de familia, suele tomar las causas difíciles cuando no perdidas como fundamento para avanzar en su destino, aunque ello le suponga enfrentarse a la mismísima Inquisición.

Cipriano es un personaje que sobrevuela la falsa moral imperante y que entiende que la pasión por vivir en todas sus aristas es la única creencia que puede quedar como argumentario ante cualquier juicio final.

El hereje

El disputado voto del señor Cayo

Cómo explicar la política y la democracia como algo realmente intrascendente ante los tiempos modernos. En este libro descubro una especie de metáfora.

El señor Cayo puede que seamos cualquiera de nosotros, habitando el pueblo remoto de nuestra existencia, donde la política y sus decisiones entregadas a la satisfacción de intereses superiores resulta absolutamente irrelevante.

Y los jóvenes que acuden al pueblo a rascar el voto de los dos habitantes del pueblo están convencidos de su causa política, de su facción democrática, hasta que chocan con la sabiduría del bueno de Cayo quien, en su acontecer de sol a sol y su existencia en ese espacio todavía equilibrado entre naturaleza y humanidad rebate todos y cada uno de sus postulados, quizá no tanto con la intención de descubrirles la verdad…

Porque Cayo sabe que la verdad es la de cada cual, y la suya está compuesta de sus días alejados del ruido, de sus recuerdos y sus quehaceres.

Un contraste entre esa política del pueblo y un representante hiperrealista de ese pueblo, una dicotomía entre la conciencia urbana y la rural, una especie de moraleja sobre cuánto puede que andemos equivocados…

El disputado voto del señor Cayo

Los Santos Inocentes

Para mí esta novela muestra los vestigios de la última España imperial tan real como decadente. Las viejas glorias pasadas perduraron, gracias al embaucamiento del Régimen, hasta esos postreros días perfilados por Delibes.

Una suerte de engaño ejecutado por los pocos pudientes sobre la masa analfabeta y empobrecida que aún en los años 60 se confiaba a Dios y a sus dueños con fe ciega.

Por las estepas y dehesas extremeñas conocemos a Paco y a Régula, junto a sus hijos Nieves, Quirce, Rosario y Charito, una familia perfilada magistralmente por Delibes como viejos fantasmas de idearios caducos y mentes gobernadas por el miedo.

La tierra dura, de dura voz del amo, la vida dura y una sensación de deterioro que casi te impregna mientras lees. Una novela total para explicar lo que hasta hace bien poco éramos.

Los Santos Inocentes
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