Los 3 mejores libros de Isak Dinesen

En no pocas ocasiones he abordado el tema de los pseudónimos y su diversa causalidad. En ocasiones parece deberse a imposiciones editoriales, por el mayor gancho de un nombre apropiado, o por no saturar el mercado para acabar muriendo de éxito. Casos tan dispares en temática y tiempo como, a bote pronto, Stendhal, John Irving, Banana Yoshimoto, Azorín o hasta George Orwell.

En el caso de Isak Dinesen, con nombre de pila Karen Blixen, el asunto se debe más a una de esas decisiones fundamentales del oficio de escritora. Cuando el escritor se enfrenta a la tarea de inventar, imaginar, en definitiva crear nuevos mundo transmutados desde la imaginación al papel… puede venir bien el parapeto de un pseudónimo. En este caso el de la propia Karen Blixen que se olvida de todo y se sienta a escribir como si fuera otra persona.

¿Que por qué se trata de eso en este caso? No hay más que descubrir cómo la propia Karen escribió, con poco más de veinte años, su primer cuento firmado como Osceola…

Y cómo suele ocurrir, nada mejor que la adversidad para acabar apuntalando el gusto por la escritura como forma de evasión, de sublimación o de plasmación de penas, culpas y tantos otros contratiempos del alma.

Desde la África que conoció por medio de un infeliz matrimonio pactado que solo le trajo infelicidad y que acabó rompiéndose a los pocos años, Isak acabó encontrando su tiempo para la escritora bajo la piel de Karen Blixen.

Así nació su obra cumbre Memorias de África, además de algunas otras novelas no tan reconocidas y multitud de relatos y cuentos en los que Isak se mueve con la calidad de una gran cuentista. Una valía que ciertamente alcanza niveles incluso mayores que sus facultades como narradora de novela…

Top 3 mejores libros de Isak Dinesen

Memorias de África

Una narración del empaque de esta novela, con un desarrollo mágico en un escenario perfilado magistralmente por la autora, pocas veces ha conseguido una resolución tan armónica y pareja como la película homónima. O quizás es que precisamente una novela redonda solo pueda acabar transformándose en una película perfecta.

La cuestión es que, para no ser yo completamente devoto de las historias románticas o emocionales en torno al amor, la lectura de esta novela me dejó ese regusto a historia de amor plena, mucho más extensa que una simple narración de un amor entre personas.

Quizás sea lo exótico de esa África profunda y esplendorosa, con sus días marcados entre timbales y puestas de sol que parecen no querer terminar de someterse al seno de nuestro planeta, probablemente se trate del acercamiento entre nuestro mundo y aquellos otros lugares entregados a lo atávico, a lo inesperado. Una novela perfecta que todo el mundo debería leer para sucumbir a la pasión de la existencia.

Memorias de África

Siete cuentos góticos

Reconocer a Isak Dinesen como una pluma especialmente dotada para el relato acaba justificando también el gancho de cadena de relatos de su gran obra Memorias de África.

La vida, el día a día como esa suma de relatos que componen la existencia. No obstante, en el caso de este volumen con el que la autora se inició en la literatura como refugio una vez que se le diseñó una vida en la que se iba sintiendo más y más constreñida.

Un estilo de vida que le hizo entregarse a una fantasía de cuentos dispares confluyentes en finales cargados de sensaciones disruptivas y esclarecedores sobre una intención honda bajo las cálidas aguas de los mágicos escenarios por donde se mueve la acción.

El festín de Babette

Una remota comunidad en medio de la vorágine de occidente, encargada de uniformar creencias e ideas. Nos trasladamos hasta las costas de la Europa septentrional.

En esa tierra bañada por un mal tan calmado como gélido subsisten los habitantes de un poblado en pleno siglo XIX. Dos mujeres se encargan de mantener los patrones morales de su padre, el viejo pastor. Los estrictos valores inculcados por el padre y sostenidos por las hijas sustentan una comunidad armónica y pacífica.

La llegada de Babette supone ese típico efecto de extrañamiento entre los lugareños. Los recelos se despiertan y la repudia crece en los mentideros habituales. Babette llegó implorando asilo, perdida desde la noche más oscura.

Las hermanas la recibieron en base a su deber de hospitalidad, pero no saben si han acogido al demonio…

Cuando la agradecida Babette propone, muchos años después de su llegada, preparar una cena de agradecimiento, somos testigos de una catarsis entre lo individual y lo social, entre los miedos y recelos y el estallido de la felicidad del compartir sin prejuicios para poder descubrir la verdad más relevante.

El festín de Babette
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