Los 3 mejores libros de Lucía Etxebarría

En la literatura suele ocurrir una cosa curiosa que, bien analizada, no deja de ser natural. Solemos descubrir a escritoras precoces antes que a escritores varones que ya publicaran algún buen libro en torno a los veinte años.

Como ya digo, es una cosa que «suele» pasar, porque lo de generalizar nunca me ha convencido. Pero la tendencia está ahí, y a mi humilde parecer se debe a un mayor interés o una más pronta evolución intelectual hacia lo creativo por parte de las féminas. Casos como el de Espido Freire, la propia Lucía Etxebarría o incluso J.K. Rowling, por ampliar el espectro de autoras.

Y ya con carácter más universal, bien es cierto que todo aquel que encuentra en la escritura su disfrute y desfoge desde temprana edad, realmente también lo hace por una carga de pensamientos e ideas que necesitan del cauce de la composición narrativa. Un escritor o escritora precoz siempre es alguien con muchas cosas que contar desde las profundidades de su fuero interno para interpretar la realidad desde el prisma particular.

Sin duda leer a un escritor precoz siempre aporta nuevos bríos, un innegable compromiso de la literatura con la vida y la sabiduría incomprendida de esas edad de oro que es la juventud. Pero además una escritora precoz como es el caso de Lucía Etxebarria que supo llegar al gran público lector antes de los 30, conserva para siempre ese empuje que te permite prolongar la juventud creativa, confiar en lo que haces y lanzarte siempre a nuevas aventuras.

Pese a algún periodo de renuncia que asomó en la carrera de esta autora, siempre ha regresado con nuevos libros bajo el brazo.

Top 3 libros recomendados de Lucía Etxebarría

De todo lo visible y lo invisible

Todo aquel libro que empieza por la preposición «De» se nos presenta con empaque, como un Tratado en torno a cualquier aspecto social, político o científico.

Y lo cierto es que en esta novela descubrimos eso, un Tratado narrativo sobre todo eso que se ve y lo que no se vé en torno a lo que es vivir y las pulsiones que nos conducen. Las partes visibles de Ruth y de Juan muestran a dos personas aún jóvenes, enfrascados en proyectos vitales sobre el cine o la literatura, capaces aún de devorar la vida y su tiempo con la energía suficiente.

Lo invisible es el pozo desde el que ambos han tenido que escalar para llegar hasta ahí. Un pozo al que aún se asoman, de vez en cuando, cuando dejan de mostrar su lado más visible de puertas hacia afuera. Personajes equilibristas que, precisamente en ese riesgo disfrutan con pasión sin pensar en la destrucción que puede venir después…

De todo lo visible y lo invisible

Un milagro en equilibrio

No se puede entender de otra forma la vida. Como antes he apuntado en torno a los personajes de Ruth y Juan, podemos considerarnos unos equilibristas que miramos hacia adelante, esperanzados en el último paso, sin considerar si no sería mejor saber si bajo nuestros pies y la cuerda pueda haber una red…

Esta novela nos presenta al apoteósico personaje de Eva Agulló. Ella está en esa extraña transición entre la vida entregada al hedonismo o nihilismo moral de las adicciones y el repentino horizonte de la maternidad sobrevenida.

Quizás un hijo no tenga porqué saber todo acerca de sus padres…o tal vez sí, para eso lleva la cadena de sus genes. La cuestión es que el relevo generacional sirve a la autora para exponer la descarnada verdad de la madre en ciernes: Eva Agulló.

Dios no tiene tiempo libre

Los primeros amores siempre tienen algo de descubrimiento, de brillante incandescencia de las primeras emociones, de pasión descontrolada, de autenticidad al fin y al cabo. Plantearse regresar a aquellos escenarios cuando uno está de vuelta de todo, resulta extraño y ridículo.

Y sin embargo la melancolía de ese ayer acaricia como un sutil abrazo que despierta la piel. Eso es lo que le ocurre en algún momento a David cuando se reencuentra con Elena. Ambos fueron novios y Alexia es la encargada del reencuentro.

Porque Elena se encuentra entre la vida y la muerte y su prima Alexia considera que no le vendrá mal reencontrarse con él. Solo que tras la propuesta humanitaria vamos descubriendo un entramado misterioso que tiene que ver con la vida llevada por cada uno de los personajes desde esa idílica juventud.

Las amistades y amores posteriores no siempre condujeron a los mejores caminos… Una novela que compendía un punto de suspense entre pasiones remozadas, traiciones y truculentos giros…

Dios no tiene tiempo libre
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