Los 3 mejores libros de Màxim Huerta

El traspaso de periodistas a la narrativa es ya toda una marcada tendencia, en absoluta explosión con el caso de Sonsoles Ónega. En algunos casos se parte del aprovechamiento del tirón popular, llegando a publicar desde libros de cocina hasta volúmenes de belleza y autoayuda que se venden como rosquillas por la cara conocida tras el libro.

Donde el tema ya es otro cantar es en la narrativa pura y dura. Escribir novela es una cuestión de talento y saber hacer, y allí solo los periodistas más duchos con la pluma acaban llegando al lector general. Máxim Huerta ya lleva tiempo escribiendo novela (en el ínterin hay quien dice que llegó a ser Ministro). Su primera obra se sometería a ese juicio paralelo de los motivos para auparse a los grandes círculos de marketing…, sin embargo, tras varias novelas y algún gran galardón, la calidad de este autor es indudable, independientemente de los gustos de cada cual por un género u otro.

Hasta tal punto es así, que en cierta forma su actividad como escritor casi está eclipsando a sus tareas periodísticas. Ganar el premio Primavera de novela en 2014 ya empezaba a dotarlo de esa consideración como escritor dotado para plantear historias de calidad y sugerentes para unos lectores que ya son legión.

3 novelas recomendadas de Máximo Huerta

Adiós, pequeño

La alienación es una infancia sin felicidad, colmada con la melancolía de la niñez intuída en los demás pero que jamás sucedió en carnes propias. Pero de esas cenizas nacen los héroes más ciertos. Porque el camino a la perdición llama poderosamente a sus andantes desde la inercia del abandono. Decidir tomar otro rumbo pese a todo es el hecho cotidiano más heroico jamás narrado.

«Mi madre habría sido más feliz si yo no hubiera nacido.» Así arranca el desgarrador testimonio de un escritor enfrentado a la más dura de sus narraciones, la de su propia vida. Asaltado por los recuerdos mientras cuida a su madre enferma, el pasado se le presenta con vacíos que no logra llenar.

A través de silencios y de un gran talento para la observación, el autor desnuda su intimidad y nos obsequia, con belleza y maestría, el retrato de un país y una época desde su propio universo familiar. Lo acompaña como confidente su vieja mascota, una perrita leal y encantadora.

Descubrir por qué elegimos amar a quien no amamos exige una sinceridad implacable, y eso es lo que no falta en este hermoso relato de despedida. Adiós, pequeño es la reconstrucción emocionante de una infancia en la que todos, abuelos, padres e hijos, han callado demasiado. Cuando el pasado vuelve cargado de silencios.

Con el amor bastaba

Es hasta necesario reencontrarse de vez en cuando con una historia de amor. Ocurre como con la música cuando los estribillos amorosos aturden hasta el hartazgo casi físico hasta que, de repente, un buen compositor nos reconcilician con esa emoción primaria pero absoluta que es el amor.

Eso es lo que ocurre con esta novela de Máximo Huerta. Nada mejor que una alegoría, una suerte de fantasía que engarza con nuestros sueños más liberadores, ese espacio íntimo en el que somos libres cuando todo sintoniza hacia la felicidad. Esta historia es expiación hacia la liberación, entrega a tumba abierta a los sueños que lo engarzan todo, deseos desde la infancia, pasiones y pulsiones somatizadas hasta en la piel.

Ícaro vive con resignación la decadencia del matrimonio de sus padres, la angustia de su madre por el futuro que tendrán que afrontar solos, la confusión de su padre, la inquietud de toda la familia. Pero, mientras el niño despierta a la sexualidad gracias a la complicidad de un compañero de colegio, un día también descubre con asombro que tiene un don, es capaz de volar.

Esto lo convierte en una persona admirada por sus vecinos, pero también en alguien diferente. En mitad de sus revueltas, los padres quieren protegerle, pero lo único que él necesita es comprensión, aceptación y cariño para completar su educación emocional y encarar el angosto pasadizo que nos conduce de la adolescencia a la madurez.

Con el amor bastaba

La parte escondida del Iceberg

La ciudad de las luces también produce, consecuentemente, sus sombras. Para el protagonista de esta historia París se convierte en un espacio de recuerdos, en un páramo melancólico en medio de la gran ciudad, la misma que otrora albergó felicidad y amor. Para los grande Románticos con mayúsculas de la Historia el romanticismo siempre fue eso, el compendio de un lugar como París y su exultante belleza más la certidumbre de que nunca nada es para siempre.

Así, en esta novela los instantes revisitan al escritor que ha perdido la parte fundamental de su inspiración, aquella que le servía para guionizar su propia vida. En la búsqueda del amor imposible, con el equipaje del desengaño siempre a su lado, el escritor encuentra nuevos amores livianos donde disfrazarse un poco, donde sentir que París lo acoge de nuevo entre risas verdaderas, lo acuna en nuevas camas a las que nunca regresa esa pasión comparable con nada.

El amor imposible, el amor romántico, convierte una vez más a este escritor protagonista en alguien excepcional, en esa persona que todos podemos llegar a ser, que tal vez alguna vez hayamos sido.

El simple hecho de presentar esta historia, con la indudable voluntad de evocar ese amor transformador, denota una voluntad del autor por impregnarnos a todos de vitalismo, con todo lo que ser vitalista conlleva en un mundo que, pese a brillar como puede hacerlo París, suele pagar con sombras cualquier intento de prolongar el efecto reparador de la luz, la metafórica luz de París o la luz auténtica de la vida.

La parte escondida del iceberg

Otros libros recomendados de Máximo Huerta

París despertaba tarde

Una historia de cuando París era el París que anunciaba la libertad en la que últimamente viene siendo consumido. Esa cumbre de ideales y emociones libertarias como paradigma de la modernidad en todos los ámbitos. Un París a medida de un autor encaprichado con esta ciudad del amor y la luz con sus sombras.

Alice Humbert tiene el alma desgarrada. Erno Hessel, el amor de su vida, la ha dejado para irse a Nueva York. Estamos en París, 1924, la ciudad se prepara para albergar los Juegos Olímpicos, fundados bajo el símbolo de la unión y la hermandad. Todo bulle: la culminación de la basílica del Sagrado Corazón, los movimientos artísticos, el anarquismo, su desconsuelo…

Las calles estallan de júbilo y Alice se deja envolver poco a poco; trabaja como modista en su tienda mientras escribe cartas, cuida a sus hermanos y se apoya en la protección de sus amigas, especialmente en la vitalidad de la gran Kiki de Montparnasse, una mujer luminosa.

París triunfa. Alice también, sus diseños cobran fama. Entre fiestas, competencias y atentados conoce a un nuevo hombre que la deslumbra. Todo parece ir de maravilla, pero el pasado regresa con secretos y el presente da un vuelco inesperado. Belleza, pasión y felicidad pueden ser llamas del mismo fuego, la pregunta es: Alice, ¿quieres volver a quemarte?

La noche soñada

Los puntos de inflexión vitales son esos instantes estelares en los que te sales del guión establecido de tu destino. Y la infancia es un momento muy dado para violentarlo todo, para trastocar los planes y modificar lo previsto. La consecuencia es otra vida, otro futuro, otra relación con tu entorno. Y quizás la culpa, el remordimiento, contrapesos de todo acto libre…

Resumen: La novela comienza en una localidad ficticia de la Costa Brava denominada Calabella el día de San Juan de 1980, en una noche en la que se inaugura el cine de verano con una estrella invitada: Ava Gardner.

Un día muy especial para Justo Brightman, un niño de doce años decidido a poner en práctica un acto dramático que dará un vuelco a su vida. Treinta años después, Justo es un reputado fotógrafo que acude a Roma para celebrar el cumpleaños de su madre, decidido a contarle el secreto de lo que ocurrió aquella noche de San Juan.

La noche soñada

El susurro de la caracola

El icono, ese personaje que nos mira insultante desde la televisión, desde un cartel en la calle. Su vida es triunfal, como su sonrisa. Los amamos y en parte los odiamos por lo que representan ante nuestra asfixiante rutina.

Con un toque almodovariano, en esta novela disfrutamos con una de esas obsesiones tipo Misery de Stephen King solo que, como digo, a la española.  Resumen: Ángeles, una mujer que se gana la vida haciendo pequeños arreglos, pasea una tarde por la Gran Vía de Madrid. Frente a ella, en la otra acera de la calle, le sorprende la colocación de un gran cartel de cine.

Allí aparece Marcos Caballero, el protagonista de la película de moda Los días más felices. A partir de ese momento la existencia de Ángeles cambiará radicalmente: desatiende sus labores, comienza a recortar todas las fotos y reportajes que de Marcos aparecen, le sigue a las fiestas e incluso averigua su dirección.

Así hasta que consigue entrar a trabajar como asistenta en su casa. Ese será el momento en que la vida de ambos se cruce por vez primera, pero la vida de Ángeles esconde tantos secretos como los que todas las mujeres de su familia han tenido que guardar para ser felices…

El susurro de la caracola
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